Vida de San Federico

Imagen de San Federico en una de las capillas laterales 
de la Iglesia del Carmen en Madrid, 
obra del escultor valenciano Enrique Bellido

San Federico
Obispo de Utrecht y mártir


Nació hacia el año 790 en el castillo de Adelensee de la aldea de Sexberum en la Frisia (noroeste de Holanda) y murió en Utrecht, el año 838. Vivió en el seno de una noble familia de Frisia, siendo nieto de Aldogilio, rey de los frisones. Siguió fielmente su vocación al estado eclesiástico entre el clero de la Iglesia de Utrech, perteneciendo siempre al clero secular. Era generoso con los pobres, hospitalario con los viajeros, y sacrificado en sus visitas a los enfermos. Entregado a la vida de oración. 


En el año 820 es elegido obispo de Utrecht, a la muerte del obispo Ricfredo, y se lanza a recorrer todo el territorio que le ha sido confiado. En todas partes trabaja en la reforma de las costumbres de sus diocesanos, y de una manera especial lo hace en la isla de Walcheren, donde reinaba lo que consideraba la más burda inmoralidad. Evangelizó las provincias septentrionales de la Frisia y de la Wallacria, ennobleciendo las costumbres de aquellos pueblos y convirtiéndolos a la fe católica.


Cuando ya casi había recorrido toda la diócesis, un día, el 17 de Julio del año 838, mientras estaba dando gracias de la Misa, dió su sangre y su vida por Jesucristo, al golpe de las espadas de dos asesinos comprados por la emperatriz Judit, de Aldorf, vengándose así del celo y libertad apostólica con que el Santo la reprendía su conducta escandalosa.
Está enterrado en la cripta de la Catedral de Utrecht.